sábado, 13 de febrero de 2021

UN PADRE DE 1.000 HIJOS (BIOÉTICA)

 

 



 

“Jonathan, padre por sorpresa de más de cien hijos porque fallaron los controles de los bancos de esperma”, noticias como la de este músico holandés de 30 años que saltándose los registros oficiales vendió su esperma a través de internet y que puede causar un problema dentro de un país pequeño como el suyo, nos hace plantearnos interrogantes que difícilmente se pueden resolver de forma simple y superficial. La Bioética es una disciplina relativamente reciente, no fue hasta finales de los años 80 cuando se empezó a estudiar académicamente en nuestras universidades, mientras que sus contenidos materiales se pierden en el tiempo y no podemos despacharla con la errónea afirmación de que estamos hablando de la ética aplicada a la medicina.

Materias como la reproducción humana natural, la fecundación artificial, el genoma humano, la esterilización, la clonación y las células madre, biotecnologías e ingeniería genética, el aborto, el embrión humano, la diagnosis prenatal, la eutanasia, los cuidados paliativos, la distanasia, el suicidio, los trasplantes de órganos, los códigos deontológicos, el testamento vital y consentimiento informado, entre otras muchas, no pueden ser abordadas sin caer en el reduccionismo de unas pocas líneas, lo que sí quisiera reflejar es la necesidad de un debate de todas las personas porque todos estamos afectos a los temas que se abordan y no se trata únicamente de la opinión de la Ciencia, de la Justicia o de la Política por el mero hecho de ser un saber con metodología multidisciplinar, debe intervenir el conjunto de la sociedad.

No cabe duda que como estudio de la conducta humana dentro del área de las ciencias de la vida y del cuidado de la salud requiere de la opinión de los profesionales, pero debe acometerse desde la axiología y a los principios morales porque su estatuto epistemológico lo recibe del saber ético como rama de la que cuelga. Profundizar en ello requiere despojarnos de la confesionalización y de la deontología propia de la racionalidad ética que lleva a distintas teorías filosóficas, desde el utilitarismo y evolucionismo anglosajón a las posturas más deontológicas (del deber ser) kantianas y que hay que superar porque ese racionalismo ético llevó a Kant, para no caer en la mentira, a delatar a las autoridades al hermano prófugo escondido bajo la cama, a los triajes del utilitarismo de Stuart Mill y a la aporofobia evolucionista de Darwin.

La llamada ética civil puede representar la tercera vía que nos ayude a conseguir un mínimo moral común sobre principios, sobre orientaciones axiológicas que pueden ser clarificadoras al modo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

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