sábado, 10 de julio de 2021

JA, JA, JA, JA...

 

                                           

      

Hoy buscamos habilidades personales a desarrollar en entornos hostilmente estresantes, origen de la búsqueda del autocontrol por medio de métodos de autogestión emocional, meditación o respiración. Estas técnicas se imponen a algo que el ser humano parece haber olvidado, la risa, causante de producir beneficios difícilmente sustituibles con sucedáneos artificiales.

Trabajos realizados en universidades americanas como Wisconsin-Madison o Loma Linda, han puesto en evidencia que las ondas cerebrales que genera la risa tienen una gran similitud con las asociadas a actividades mentales de alto procesamiento y flujo cognitivo, las ondas gamma. Esto ha llevado, a intentar encontrar las relaciones y concordancias entre meditar y reír, con resultados que asimilan ambas experiencias, donde la risa es una especie de entrenamiento que nos permite pensar con mayor claridad, de forma positiva y conciliadora, facilitando la toma de decisiones más serenamente.

Pero no acaban aquí las ventajas de la risa, cuando soltamos una gran carcajada pueden llegar a intervenir más de 400 músculos, desde los abdominales hasta los faciales, y el sistema cardiovascular expande el tejido que forma la cubierta interna de los vasos, permitiendo un mayor flujo sanguíneo y generando óxido nítrico beneficioso para la salud del corazón.

<<Alguien al encontrarse con un intelectual dijo: “El esclavo que me vendiste ha muerto”. "¡Por todos los dioses! –respondió–. Cuando estaba conmigo nunca hizo tal cosa".>> El Filógelos (Φιλόγελως, amante de la risa) es una recopilación de chistes en lengua griega, la más antigua conservada, atribuida a Hierocles y Filagrio, si bien, se sabe por referencias la existencia de textos anteriores. La obra contiene 265 chistes categorizados por temas y pone en evidencia que el humor puede cambiar, evolucionar y adaptarse, pero lo que siempre persiste, aunque se transforme el vehículo que lo transmita, es la cualidad y esencia que lo caracteriza.

Henri Bergson (París 1859 – 1941) llamado el filósofo de la intuición, buscó solucionar los problemas metafísicos analizando los fenómenos de la conciencia, rechazando el positivismo y el intelectualismo de finales del Siglo XX, a pesar de su formación fundamentalmente positivista. Este rechazo se produjo por la cuestión del tiempo, entendió que las ciencias solo pueden interesarse por hechos mesurables, circunstancia de la que no es susceptible el tiempo real, el vivido, y que le hizo dejar de intentar explicaciones por medio de las matemáticas para hacerlo a través de otras ciencias como las biológicas, psicológicas y sociológicas. Nos acercamos a Bergson, donde la metafísica invierte la dirección natural del pensamiento con un acto de conocimiento interior que llama intuición, por entender que el artista y el filósofo se expresan no tanto con el lenguaje, sino a pesar de él (autoridad no le falta a alguien que recibió el Premio Nobel de Literatura), y que ponemos en relación con su idea de la risa y la disonancia que se produce por la oposición entre materia y espíritu, por su origen común, pero naturaleza distinta.

En su ensayo La risa, publicado en 1900, estableció tres rasgos que definían el sentido cómico de la vida: la humanidad, la indiferencia y lo que llamó el “eco grupal”. Entendía que el humor es una cualidad que nos hace ser humanos, ninguna cosa tiene gracia por sí, se la damos nosotros, pero además se debe dar cierta indiferencia o desapego al hecho o realidad objeto de la risa, su mayor enemigo es la emoción: “en una sociedad de inteligencias puras es probable que ya no se llorase, pero tal vez se seguiría riendo, mientras que en una de almas invariablemente sensibles, en perfecta sintonía con la vida, ni conocerían ni comprenderían la risa”, dicho en otras palabra, la comicidad necesita una anestesia momentánea del corazón para que surta efecto por dirigirse directamente a la inteligencia pura. Muchos chistes o bromas dejarían de cumplir su función si sentimos empatía por lo que le ocurre al personaje objeto de la situación cómica, debemos recordar que la indiferencia, además, es de gran ayuda ante un mundo desfavorable, purificación ante el dolor y el sufrimiento.

El tercer punto que Bergson refiere para el sentimiento cómico es la existencia de un eco social, la risa siempre es la risa de un grupo, responde a exigencias de la vida en común, debe tener un significado social: si te cuentas un chiste a ti mismo perderá parte de su gracia. La idea de comunidad la expresa muy bien Susan Sontag, escritora norteamericana para quien un chiste nunca es algo propio, circula, es una posesión impersonal.

Debemos intentar reírnos a mandíbula batiente, es liberador y produce beneficios que otras terapias ya quisieran para sí, como cosa que se sabe desde antaño: << un abderita viendo a un eunuco conversar con una mujer le preguntó si era su esposa. Cuando el eunuco le dijo que él no podía tener esposa, respondió: “Entonces es tu hija”>> (Filógelos).

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