domingo, 11 de abril de 2021

EL ORIGEN DE LA FILOSOFÍA: DEL MITO AL LOGOS

 

       

La historiografía positivista, con Augusto Comte como su mayor representante, no se preguntaba el porqué de la existencia humana como naturaleza, sino el cómo, la manera en que se producen los fenómenos y en qué circunstancias y con qué frecuencia se presentan. Metodológicamente, el instrumental utilizado es el saber científico de la razón, y su origen se remonta a la antigua Grecia, al paso del mito al logos.

Los primeros historiadores de la filosofía se dieron cuenta que la existencia de determinados temas se repetía a lo largo de todo el pensamiento griego: el hombre, la naturaleza, la justicia, etc. Si bien, ya desde entonces, se distinguió una primera reflexión cosmológica de otra posterior antropológica, de igual manera que los lenguajes presocráticos eran distintos de las categorizaciones que generaron la sofística o el platonismo. La respuesta positivista fue interpretar estos fenómenos bajo una respuesta común, un modelo de interpretación, el esquema del progreso: de la irracionalidad del mito hasta la conquista de la racionalidad “von Mythos zum Logos” según expresión de Wilhelm Nestle.

El siempre recordado y añorado profesor de filosofía Quintín Racionero, decía que dos son los criterios manejados para este tránsito tan determinante en nuestra cultura occidental y causantes del afloramiento de la razón frente a la progresiva desaparición de la irracionalidad. Uno es el dominio técnico de un instrumental lógico y cognitivo plenamente racionales, del que nos hablaba Wilhem Capelle, es decir, los mecanismos de la lógica o los mecanismos del conocimiento científico o filosófico.

El segundo criterio, que podrían representar Burnet o J. Behrnardt, es el principio de desacralización, si el mito representa una forma de pensar religiosa, la filosofía alude este tipo de explicaciones, eliminando la apelación a los dioses para pasar a un saber, dominio único de la razón humana.

Es el paso de la cosmogonía a la cosmología, y de ésta, a la reflexión acerca del hombre: la filosofía nace con la Razón y logra su autonomía conforme al doble proceso de la sacralización del saber y de la afloración del instrumental técnico-cognitivo adecuado.

No debe ser interpretado lo expuesto como la existencia de un mundo primitivo con razonamientos infantiles o de sinrazón, frente al surgimiento de una razón per se, de la razón humana en sí, porque el mito no representaba en la Antigüedad un conocimiento al margen de la razón, sino de un conocimiento distinto de la razón, donde filósofos como Platón acudían al mismo como vía de explicaciones racionales, o como Aristóteles, que veía una comunidad temática entre la filosofía y el mito.

Hoy en día, no sabemos como se pudo generar la información codificada en el ADN de la primera célula autorreplicante, la ciencia sabe como funciona, pero para determinar la forma en que surgió y en la que se replica debe existir una explicación más coherente que dejarlo a la fe. La célula es un organismo complejo, han pasado más de 800.000 años para que el cerebro del homo erectus pudiese elaborar algunos pensamientos estructurados, y más de 120.000 para la aparición del homo sapiens, nuestros ancestros, pues bien, debieron pasar millones de años de evolución para lograrse la asociación celular que formase los organismos más complejos. El mito, a pesar de desaparecer como explicación generalizada y sustituida por la razón lógica, sigue presente en explicaciones irracionales que seguimos sufriendo.

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